Lo que actualmente conocemos como el barrio de Villa Lugano formaba parte del paisaje del Paso de Burgos, por estar en tierras de Bartolomé de Burgos. Era atravesado por un camino que venía desde La Matanza y era usado para el transporte de ganado a fines del 1600.
En el 1800, Villa Lugano, junto a Villa Riachuelo y Parque Avellaneda, conformaban un rincón del Pueblo de San José de Flores. Eran los bañados del sur. Hablar de bañados significa hablar de terrenos anegadizos y poco valiosos. Pero las generalidades a veces confunden. Lugano, en particular, tenía un encanto subyacente, como un diamante en bruto. Para descifrar sus virtudes hizo falta que se dieran cambios importantes en la evolución de la Ciudad. El ferrocarril, que se instauró en 1857, modificó la pintura poblacional de Buenos Aires y, en este caso, de Villa Lugano.
Este barrio nació el 18 de octubre de 1908 luego de una de las cacerías de zorro. En los primeros años del siglo XX se puso de moda en Buenos Aires el participar de cacerías que, en realidad, era un entretenimiento de nuestros bisabuelos. Por aquellos años, además de la caza del zorro, se practicaba el tiro a la paloma, a los caballos viejos, o los teros, perdices o pumas. Un participante de una cacería organizada en la estancia Los Tapiales, propiedad de la familia Madero, se entusiasmó con el paisaje. Fue José Ferdinando Francisco Soldati, nacido en Lugano, Suiza. Este hombre viajó por el mundo y dominaba varios idiomas, italiano, alemán, francés, ingles y español, y cuando llegó al Plata fue empleado de la Sociedad Argentina del Riachuelo. Más tarde, trabajó con la familia Demarchi, emparentada con la suya. Gano buen dinero y luego de enamorarse del lugar compró la chacra, cuya entrada estaba en Murguiondo y De La Riestra, a la sucesión Cazenave.
Soldati bautizó el lugar con el nombre de Villa Lugano porque, según explicaba, el paisaje le hacía recordar a su ciudad natal. El barrio tiene como fecha de fundación el 18 de octubre de 1908.
El dueño de la tierra, Soldati, quería que Villa Lugano se poblara en poco tiempo, con lo cual, cuando se llevó a cabo el loteo de terrenos, realizó un descuento del 10 % para cualquier empleado del ferrocarril que quisiera habitar suelo luganense. También se entregaron medallas recordatorias a los pobladores convertidos en dueños de lotes. El primer comprador se llamó Bautista Mazzini.
La verdad es que las ventas de las tierras no tuvieron el éxito esperado. Muchos de los vecinos no querían trasladarse hasta Lugano que, en aquellos tiempos, no contaba con grandes comodidades ni con una adecuada infraestructura. Sin embargo, con el tiempo, estos problemas fueron solucionados. En 1909 se inauguró la estación del tren de Villa Lugano. Es la réplica de la casa natal de su fundador en la ciudad europea. Este hombre apasionado por el barrio también construyó dos chalets que se destinarían a una escuela y a una comisaría.
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