La especie más abundante es la Columba livia, o paloma doméstica silvestre, la cual puede ser encontrada en las calles, edificios y paseos de toda ciudad y pueblos. Su origen es común a varias especies de palomas y se lo ubica en Medio Oriente. Las palomas están entre los primeros animales domesticados por el hombre para diversos fines, como ser mensajeras, producción de carnes o competencias deportivas.
Al dejar de ser importantes como palomas mensajeras y como productoras de carne, estas quedaron fuera de control y se establecieron en los pueblos y ciudades, donde encuentran condiciones óptimas de supervivencia, con acceso abundante a refugios y alimentos en el ambiente urbano, y escasos predadores.
Muchas veces se las considera atractivas, ya que sin ser animales autóctonos ponen un toque de naturaleza en las ciudades. Sin empargo, cuando su número aumenta estas pasan a ser consideradas una plaga, que acarrea importantes riesgos de salud para el hombre.
Descripción general
Se consideran aves de tamaño mediano. En condiciones naturales las palomas silvestres pesan alrededor de 500 a 700 gramos dependiendo de su estado de salud, edad y de la disponibilidad de alimento. Miden unos 30 cm de largo.
Sus ojos son grandes y redondos, cuello más bien largo y muy flexible. Su color puede variar del blanco total al negro, pero el plumaje típico de Columba livia es de tonos metálicos iridiscentes en el cuello, cabeza gris azulado oscuro, alas gris ceniciento azulado con dos bandas negras características que se observan en posición de reposo, extremo de la cola de color negro, pecho y patas de color gris ceniciento. Sus alas son fuertes, al iniciar el vuelo las golpean arriba y abajo haciendo un sonido similar a un aplauso. Su velocidad y capacidad de realizar bruscos cambios de dirección, les permiten escapar al ataque de halcones y águilas. Son excelentes voladoras. Las seleccionadas para competencia pueden volar largas distancias a considerable altura, a velocidades de más de 70 kilómetros por hora y recorriendo distancias de 1.000 Km. en pocos días. Vuelan solo durante las horas de luz.
Biología
Todo programa de control de una plaga debe fundamentarse en primer lugar en el conocimiento de los aspectos biológicos y de su comportamiento. Los hábitos alimentarios, la dinámica poblacional de las bandadas y el potencial reproductivo de las palomas aún no han sido suficientemente estudiados, lo cual dificulta la posibilidad de desarrollar metodologías altamente eficientes en el control de las palomas.
Su gran capacidad reproductiva hace posible que algunas parejas o casales tengan hasta 9 puestas al año, además los animales juveniles llegan a su madurez reproductiva a los 7 meses de edad. Teóricamente, por lo tanto, la reproductividad de las palomas es inmensa, pero no siempre ese potencial se manifiesta totalmente en la realidad.
Las palomas son monógamas, de aquí su simbolismo con el amor. Entre 8 y 12 días después de copular las palomas ponen normalmente uno o dos huevos, a veces tres, que requieren unos 18 días para estar maduros. Nuevos huevos pueden ser puestos antes que las crías abandonen el nido.
Los pichones nacen cubiertos con un plumón amarillo, no muy denso que posteriormente es reemplazado por plumas. Estos no abandonan el nido hasta que son capaces de volar, mientras tanto dependen totalmente del cuidado de sus padres quienes les suministran alimentos predigeridos durante sus primeras semanas de vida, luego les proveen alimentos variados hasta que se encuentren den condiciones de dejar el nido.
Las palomas silvestres son longevas, llegan a vivir hasta 15 años, pero ocasionalmente y en cautividad, pueden vivir hasta 30 o más años. Sin embargo solamente un tercio de las palomas caseras adultas se reproducen durante el año, y la tasa de mortalidad anual de adultos es alta, del 34 %. La mortalidad juvenil es relativamente alta también –aproximadamente un 43 %- entre el estado de plumón y la adultez.
Comportamiento
La paloma silvestre es capaz de adaptarse muy bien a todos los ambientes modificados por el hombre, siendo el ave-plaga más problemática tanto en áreas urbanas como en comunidades rurales. Tienen una capacidad adaptativa que les permite aprovechar las actividades del hombre para hallar refugio, sitios de descanso, alimento y agua en abundancia.
En cuanto a su alimentación, no son carnívoras pero tampoco son exigentes con su alimentación. Normalmente consumen semillas, granos, brotes y frutos silvestres. Encuentran alimentos buscando en basuras, picoteando en las calles y plazas, en estiércol de ganado, comiendo algunos insectos y un relativamente amplio rango de otros alimentos cuando su dieta favorita resulta escasa. En áreas urbanas y suburbanas también aprovechan los frutos de plantas ornamentales y cultivadas como son las moras, aceitunas y uvas. También es muy común verlas “pastoreando” en el césped de parques y plazas.
Para poder ablandar en el buche los alimentos ingeridos requieren mucha agua. Beben agua en forma de sorbos, sin necesitar levantar el pico como lo hace el resto de las aves.
La especie Columba Livia es muy poco exigente con su hábitat. Por su origen, la paloma casera está genéticamente adaptada a ubicarse en oquedades de acantilados rocosos, por ello se adapta muy bien a los ambientes hechos por el hombre como son edificios, galpones y tinglados. No es una especie arborícola, a veces utilizan árboles muy cercanos a edificios con altas infestaciones. Es común confundir estas palomas con otras especies que sí son arborícolas como es el caso de la Columba maculosa, o paloma turca.
Su nido es simple. Unas pocas ramitas, agujas de pino, hierba seca, es suficiente como nido. Anidan en el suelo, entre escombros, en techos en canaletas y rincones, bajo tanques de agua, en huecos en paredes, en ventanas, sobre acondicionadores de aire y, en general, en cualquier sitio tranquilo y con una mínima protección.
No cuidan bien la higiene del nido. Acumulan excrementos, plumas y restos de huevos en el mismo nido de modo que al cabo de un tiempo, se forma una pila de excrementos y nidos donde proliferan moscas y moscardones, ácaros y vinchucas.
El instinto de volver al nido, a pesar de las distancias, está tan fuertemente desarrollado en las palomas. Este particular comportamiento también es motivo de preocupación, pues actúa en contra de los intentos de ahuyentarlas de los sitios de asentamiento y nidificación.
Daños físicos
Los daños físicos están mayormente asociados a los productos de su actividad biológica, fundamentalmente sus excrementos. Su digestión rápida, la carencia de vejiga y su permanente disposición al vuelo determinan una frecuente eliminación de heces, lo que realizan en cualquier momento y lugar, inclusive durante el vuelo.
Los excrementos de las palomas ensucian, estropean y aceleran el deterioro de estatuas, edificios, vehículos, monumentos, equipamientos, mesas y sillas en patios de viviendas, bares y restaurantes en clubes y veredas. Ensucian los lugares por donde las personas caminan, pasean o trabajan, y muy frecuentemente a las personas mismas.
Como natural resultado de su actividad biológica se acumulan: estiercol, nidos, plumas, restos de huevos y de animales muertos causando los siguientes daños:
Bloqueo de canaletas y caños de desagüe favoreciendo que el agua de lluvia se acumule provocando deterioro en las estructuras o que, buscando salidas alternativas llegue a inundar interiores de viviendas, oficinas, etc.
Obstaculizan las entradas de aire y el buen funcionamiento de los equipos de aire acondicionado.
Sus sitios de asentamiento suelen ser ventanas, luminarias, carteles publicitarios, marquesinas, capiteles de columnas, ornamentaciones, cornisas, balcones, parapetos, muros, tanques de agua y otras estructuras, desde ellos dejan caer sus excrementos ensuciando todo a su paso.
Ensucian y contaminan gran cantidad de alimentos cuando se establecen en plantas de acopio y clasificación de granos, en molinos harineros, en plantas de procesamiento de frutas y hortalizas, en depósitos de supermercados o de transportes, forrajerías, granos y semillas en galpones de campo, etc.
Contaminan agua potable cuando beben en bebederos de paseo, plazas y escuelas, o en tanques de agua potable en techos y terrazas cuando las tapas están rotas o ausentes, más de una vez se escuchan historias de palomas muertas halladas dentro de ellos.
Riesgos para la salud humana
Es muy largo el listado de patógenos, parásitos y ectoparásitos asociados a las palomas que pueden provocar enfermedades al hombre o a otros animales.
Los serios y constantes problemas que significan para la salud pública y animal no han sido igualados por ninguna otra especie de ave. Se conoce que son portadoras o transmisoras de ornitosis –psitacosis-, encefalitis, enfermedades de Newcastle, histoplasmosis, criptococcosis, toxoplasmosis, pseudotuberculosis, coccidiosis aviar y envenenamiento de alimentos por salmonela. Son portadoras de numerosos ectoparásitos entre los que se incluyen chinches pulgas, garrapatas, tábanos y ácaros (piojillo de las palomas) que por sí solo constituyen una molestia, pero además, muchos pueden picar al hombre causando alergias o dermatitis.
Bases para el control de palomas.
Teniendo en cuenta la biología y el comportamiento de las palomas es posible establecer algunas premisas básicas para su control cuando por su cantidad o por su actividad se hace necesario lograr que dejen de ser un problema en un determinado sitio.
Los factores determinantes de su alimentación, nacimientos, muertes y longevidad pueden ser modificados de algún modo a fin de ejercer una presión de disminución en las poblaciones. La sola eliminación de individuos sirve de gatillo para desarrollar procesos de compensación. Al reunirse el número de aves, habrá más alimento disponible y entonces mejorarán sus condiciones de supervivencia y multiplicación y, en breve tiempo, se recompondrá la población original.
Las estrategias de control deberá estar orientadas tratando de minimizar los factores condicionantes de la infestación y determinantes de la capacidad de un determinado hábitat para mantener una cierta población.
Disminuir la disponibilidad de alimento, agua y sitios para nidificación y asentamiento van a influenciar produciendo una disminución general de la población. Sobre esos factores deberán programarse estrategias a nivel municipal y, a nivel particular, deberán enfatizarse de acuerdo a las circunstancias propias de cada edificio o estructura con problemas.
Cuando se desarrollen programas de control en estructuras en forma individual dentro de una ciudad, el instinto de volver a su lugar de origen hará que la presión de infestación se modifique mediante migraciones en las mismas estructuras buscando nuevos sitios accesibles. Esto obliga necesariamente a proceder a la remoción de las colonias ya establecidas como complemento de las estrategias de exclusión y ahuyentamiento que puedan implementarse.