Descripciòn general
Las arañas son invertebrados artrópodos, ya que poseen un esqueleto externo o exoesqueleto constituido por quitina, el cuerpo dividido en segmentos y apéndices articulados. Su cuerpo está formado por un cefalotórax y un abdomen posterior; no tienen antenas; los primeros apéndices son un par de quelíceros (con función alimentaria), los segundos son un par de pedipalpos (con funciones variables) y los cuatro restantes son patas. Por estas características se los incluye entre los quelicerados. Dentro de éstos, los arácnidos constituyen el grupo más importante, y comprenden formas comunes como arañas, escorpiones, garrapatas y otros.
En cuanto a su morfología, las arañas se diferencian de los otros arácnidos por los siguientes rasgos:
- Marcada separación entre la región cefalotorácica y abdominal.
- Quelíceros con ganchos donde desemboca la glándula del veneno.
- De 1 a 4 pares de ojos (también sin ellos), ubicados generalmente en dos filas.
- Región torácica con 5 pares de apéndices: el primero los palpos (compuestos por 6 artejos); los cuatros restantes, las patas (con 7 artejos y uñas en el tarso).
- Abdomen redondeado que presenta en el sector ventral el estigma por el que ingresa aire a los pulmones, la abertura genital y las hileras por las que expele la seda (entre 2 y 6)
- El cuerpo y los apéndices se hallan cubiertos por pelos de distintas clases.
Las arañas presentan los sexos separados. Son ovíparas, es decir, sus crías nacen por medio de huevos. Tienen una marcada diferencia en la morfología externa entre machos y hembras. Los machos son en general de cuerpo más pequeño, con patas más largas y un color diferente al de la hembra. Cuando llegan a la madurez muestran modificaciones en el artejo apical de los palpos, que se transforman en un bulbo copulador. En las hembras se quitinizan los alrededores de la abertura genital epigino.
La reproducción está caracterizada por la fecundación indirecta. El macho adulto busca un lugar protegido y generalmente de noche teje una pequeña tela plana de trama muy fina. Apoyando su abertura genital en ella, deposita una gota de líquido espermático para proceder después a cargar los bulbos de sus palpos. Con los bulbos cargados de esperma busca una hembra. Al hallarla, realiza un comportamiento especial llamado cortejo, para reducir su agresividad y poder acercarse a ella. Una vez logrado esto, se produce la cópula, que consiste en la descarga de los bulbos de los palpos del macho por la abertura genital de la hembra, quedando el esperma depositado en las espermatecas.
La hembra se prepara para la postura tejiendo una tela especial con una seda diferente de la que usa para las redes. Deposita los huevos sobre ella y los fecunda con el líquido espermático reservado en sus espermatecas. La hembra pliega la tela y cubre la puesta, formando así la ooteca, que esconde, lleva consigo o cuelga de un hilo de seda, y que en general vigila y protege. Ponen entre 10 y 3.000 huevos, que depositan agrupados en varias envolturas. Tardan de 10 días a 2 meses en eclosionar.
Las arañitas nacen con la misma forma de los adultos, pero son blanquecinas, carecen de pelos y espinas y los ojos son proporcionalmente más grandes. Pasan juntas un tiempo variable y luego se van dispersando. Frecuentemente se trepan a un sitio alto, producen un hilo de seda y se dejan arrastrar por el viento. Estos hilos son conocidos popularmente como “babas del diablo” y son una forma de dispersión muy eficaz: se han hallado a 8.000 metros de altura y aun en medio del océano.
A medida que crecen, las arañas se ven obligadas a cambiar “de piel”, que en realidad es su esqueleto externo, rígido y que no crece. El número de mudas es variable y depende del tamaño del individuo siendo lo más común entre 6 y 15. Dejan de mudar al llegar a la madurez sexual, momento en que se desarrollan los órganos reproductores -epigino en las hembras y palpos modificados en los machos-. El momento del cambio, o muda, es particularmente peligroso ya que se encuentran indefensas: no comen ni se mueven. Al comenzar el proceso, se despega su piel o cutícula y el espacio intermedio se llena de líquido, que ejerce presión y provoca su rasgado.
Aunque la gran mayoría de las arañas son poco sociables y viven solitarias, algunas especies tienen un mayor grado de sociabilidad. El número de mudas es variable y depende del tamaño del individuo siendo lo más común entre 6 y 15. Dejan de mudar al llegar a la madurez sexual, momento en que se desarrollan los órganos reproductores -epigino en las hembras y palpos modificados en los machos-. Las hembras de algunas arañas pueden vivir 15 años o más, aunque normalmente viven uno o dos años.
Su visión en general es reducida -salvo en familias como las Salticidae y Lycosidae- y el olfato apenas desarrollado. Presentan un finísimo sentido del tacto, a través de pelos sensoriales en general largos finos y muy móviles, ubicados principalmente en las patas.
Alimentación
Las arañas son exclusivamente carnívoras y se alimentan de presas que cazan por sí mismas. Las estrategias de caza varían según la especie y la víctima. Algunas atacan a sus víctimas y las neutralizan con su veneno. Otras cazan al acecho. Otras tejen redes pegajosas de distintas formas -planas, tubulares, orbiculares-. La dieta está habitualmente constituida por artrópodos -insectos y otros-, aunque las de mayor tamaño pueden capturar también pequeños vertebrados -ranitas, culebras, lagartijas, pececitos-.
Las arañas no pueden masticar: sólo pueden alimentarse de comida fluida. Por ello abren el cuerpo de sus víctimas y les inyectan enzimas digestivas para licuar sus tejidos.
Importancia de la especie y su relación con el hombre.
Las arañas son organismos muy numerosos. Pueden existir varios millones de individuos por hectárea. El hecho de ser depredadores hace que tengan un papel fundamental en el control de los insectos, incluidos muchos considerados como plagas. Son por ello beneficiosos controles biológicos naturales.
En algunas especies, la potencia del veneno puede provocar accidentes por emponzoñamiento en las personas. Sin embargo, las arañas no son agresivas, sino que las mordeduras se producen habitualmente al ponerse en contacto por accidente con ellas. Para evitarlos es esencial la prevención: el uso de guantes y botas para trabajar en zonas con presencia de especies peligrosas, el ordenamiento del medio -limpieza y desmalezamiento-, la higiene dentro de la casa -donde habitan normalmente algunas especies de importancia sanitaria-.
En caso de sospechar de la existencia de una infestación de arañas en sus locales, no dude en contactarse con nosotros, sabremos ayudarlo a la brevedad. Recuerde que en Fumigaciones Buenos Aires, como empresa especializada en el control de plagas, trabajamos para cuidarlos.